Los investigadores relacionan el espíritu empresarial con la flexibilidad cognitiva y la estructura cerebral
Un reciente estudio publicado en el Journal of Business Venturing Insights ha revelado que los emprendedores habituales poseen una mayor flexibilidad cognitiva en comparación con sus homólogos y directivos menos experimentados. Además, el estudio ha descubierto que estos emprendedores habituales presentan un mayor volumen de materia gris en una región específica del cerebro. Esta investigación aporta pruebas convincentes que vinculan la experiencia empresarial con adaptaciones cognitivas y neuronales.
La relación entre flexibilidad cognitiva y espíritu emprendedor ha sido uno de los temas centrales de la investigación reciente. La flexibilidad cognitiva, es decir, la capacidad de adaptarse, cambiar de concepto y de estrategia, es crucial para el espíritu empresarial.
Estudios anteriores han demostrado que la flexibilidad cognitiva se asocia positivamente con las intenciones empresariales, el estado de alerta, la creatividad y la capacidad de innovación. Sin embargo, la mayoría de estos estudios se han centrado en estudiantes, lo que deja un vacío en la comprensión de cómo se manifiesta la flexibilidad cognitiva en empresarios experimentados, especialmente en aquellos que lanzan repetidamente nuevas empresas, conocidos como empresarios habituales.
Los emprendedores habituales, que ponen en marcha múltiples empresas de forma secuencial o simultánea, constituyen un grupo importante pero poco explorado. Comprender su flexibilidad cognitiva y las posibles diferencias en su estructura cerebral es importante para avanzar en el conocimiento teórico y las aplicaciones prácticas del espíritu empresarial.
Los investigadores plantearon la hipótesis de que los emprendedores habituales mostrarían una mayor flexibilidad cognitiva en comparación con los emprendedores menos experimentados y los no emprendedores, y que estas diferencias cognitivas podrían estar asociadas a cambios estructurales en el cerebro. Realizaron dos estudios.
En el primero, recogieron datos de una amplia muestra de 727 participantes, entre los que había 403 empresarios y 324 directivos. Los empresarios se clasificaron a su vez en empresarios habituales -aquellos que habían puesto en marcha al menos tres empresas de forma secuencial o simultánea- y empresarios con menos experiencia en función de sus respuestas a la pregunta «¿Cuántas empresas ha fundado?».
Los resultados del Estudio 1 indicaron diferencias significativas en la flexibilidad cognitiva entre empresarios y directivos. Los empresarios obtuvieron puntuaciones más altas en ambas dimensiones de la flexibilidad cognitiva: pensamiento divergente y toma de decisiones. Cuando los investigadores compararon a los empresarios habituales con empresarios y directivos menos experimentados, descubrieron que los empresarios habituales mostraban niveles aún más altos de flexibilidad cognitiva. Estos resultados sugieren que las experiencias empresariales repetidas están asociadas a una mayor flexibilidad cognitiva, lo que apoya la hipótesis de que los empresarios habituales poseen una adaptabilidad cognitiva superior.
En el segundo estudio, se pretendía explorar si la flexibilidad cognitiva observada en los emprendedores habituales se reflejaba en diferencias estructurales en el cerebro. Para esta parte de la investigación, los investigadores invitaron a un subconjunto de participantes de la muestra inicial a someterse a resonancias magnéticas estructurales. Este subconjunto estaba formado por 40 individuos francófonos: 23 empresarios habituales y 17 directivos.
Los resultados de la resonancia magnética revelaron un aumento significativo del volumen de materia gris en la ínsula izquierda de los emprendedores habituales en comparación con los directivos. La ínsula izquierda es una región cerebral conocida por estar implicada en procesos cognitivos relacionados con la creatividad y el pensamiento divergente. Esta diferencia estructural fue robusta incluso después de corregir pequeños volúmenes y controlar la edad y el volumen intracraneal total.
Además, los investigadores hallaron una correlación positiva entre el aumento del volumen de materia gris en la ínsula izquierda y la dimensión de pensamiento divergente de la flexibilidad cognitiva. Esta correlación sugiere que la mayor flexibilidad cognitiva observada en los emprendedores habituales no es sólo una autoevaluación subjetiva, sino que también se refleja en cambios medibles en la estructura cerebral.
«Al demostrar que los emprendedores habituales exhiben una mayor flexibilidad cognitiva, asociada a cambios anatómicos en el cerebro, profundizamos en nuestra comprensión de cómo los procesos cognitivos pueden diferir en los distintos niveles de experiencia emprendedora. Esta diferenciación ofrece implicaciones para los educadores y las organizaciones interesadas en fomentar el espíritu empresarial y la innovación», escribieron los investigadores.
«Saber que la flexibilidad cognitiva es mayor en los emprendedores habituales puede servir de base para diseñar programas educativos y de formación dirigidos a mejorar esta capacidad en los emprendedores noveles y con menos experiencia. Las herramientas de evaluación para identificar el impacto de dicha formación y para identificar a los individuos con una alta flexibilidad cognitiva como emprendedores potenciales podrían, en última instancia, conducir a empresas más eficaces.»
La investigación futura debería basarse en estos resultados para explorar la relación causal entre las experiencias empresariales y los cambios en la estructura cerebral. Los estudios longitudinales podrían ayudar a determinar si las diferencias cerebrales observadas son el resultado de las actividades empresariales o si son anteriores e incluso predisponen a los individuos a convertirse en empresarios habituales. Además, investigar el impacto de los distintos tipos de actividades emprendedoras en la flexibilidad cognitiva y la estructura cerebral podría aportar más información sobre las diversas exigencias cognitivas del espíritu emprendedor.