La semana laboral de cuatro días busca abrirse camino en Europa
Parecía una utopía, pero cada vez más países y empresas europeas están probando la semana laboral de cuatro días, con casos como el de Bélgica, donde está reconocida por ley, o el de Italia, donde el Gobierno no la contempla, pero hay compañías que experimentan con ella.
La guardería Centro Infantil Maria de Monserrate, en Lisboa, lleva aplicando este sistema desde el comienzo del curso y ha comprobado que tiene sus ventajas, entre ellas unos trabajadores más felices que concilian más y producen igual o mejor, con el mismo salario.
Sin embargo, pesan más los inconvenientes, sobre todo los que afectan a la sostenibilidad financiera, con lo que han decidido dejar de aplicarlo a partir del próximo curso.
Frente a estos experimentos puntuales, Bélgica reconoció la semana laboral de cuatro días en su última reforma laboral de 2022, aunque en el fondo se trata de una semana laboral comprimida, que ofrece a los trabajadores del sector privado la opción de desarrollar en cuatro días, y no cinco, las mismas 38 horas de trabajo semanales.
Cobran el mismo salario y trabajan las mismas horas, con lo que se aleja de la lógica de ‘trabajar menos, cobrar lo mismo’ que defienden los sindicatos del país.
Según ellos, este modelo provoca más sobrecarga y problemas de conciliación, ya que los empleados que se acogen a esta semana comprimida acaban trabajando nueve horas y media diarias.
Un año y medio después de su entrada en vigor, el Gobierno belga todavía no ha elaborado ningún registro con el número total de trabajadores que se han acogido a este modelo, mientras varias consultoras belgas estiman entre el 0,5 % y el 1 % el porcentaje de empleados que se han adherido.
A finales de 2023 el Ejecutivo anunció un proyecto piloto para implementar en varias empresas belgas una semana laboral de cuatro de días que, en este caso sí, implique una reducción real del número de horas.