Consejos para invertir de manera fiable
Ten claro cuál es tu objetivo
El primer paso antes de iniciar cualquier proyecto es tener claro el ¨para que¨. En el caso de la inversión sucede lo mismo, y antes de decidir ningún movimiento es necesario marcarse un objetivo concreto. Por ejemplo, si se está pensando en tener una jubilación confortable, hay que priorizar el largo plazo y el diferimiento fiscal (solo se pagan los impuestos cuando se produce el reembolso). Los expertos recomiendan en este caso una cartera de fondos de inversión, los planes individuales de ahorro sistemático y los planes de pensiones.
Si se quieren obtener rentas que complementen el salario de manera más inmediata, el paso adecuado sería invertir en acciones de empresas que generen dividendos. Es decir, que repartan los beneficios entre sus accionistas. Para ello, se puede invertir directamente en bolsa seleccionando las compañías que se consideren más adecuadas o bien invertir en un fondo de inversión de acumulación.
Valora qué riesgo estás dispuesto asumir
A la hora de invertir, los trucos de magia no existen: a mayor seguridad, menor rentabilidad y viceversa. Así que lo aconsejable es actuar en base al perfil de inversor de cada uno: conservador, moderado o arriesgado. Y no se trata de cuánto dinero se quiere ganar, sino de cuántas pérdidas se podrían asumir sin que eso fuera un descalabro financiero.
Para aquellos que valoren la tranquilidad y la seguridad, deben primar los depósitos y cuentas remuneradas (aunque actualmente los intereses sean bajos), los productos garantizados, los depósitos estructurados y los seguros de ahorro (que también cuentan con distintos perfiles de riesgo). Un paso más allá sería la renta fija y la deuda a corto plazo, tanto a través de las emisiones de deuda de estados o corporativa. Si se quiere ampliar el horizonte temporal está la renta fija a medio y largo plazo, si bien hay que tener en cuenta que a más años, mayor es la incertidumbre. En un terreno moderado también se situarían los fondos de inversión, planes de pensiones, PPAs y Unit Linked, en los que siempre se puede elegir el nivel de riesgo.
por Víctor Fúser
Hubo un tiempo en que bastaba con tener una cuenta de ahorro para poner nuestro dinero a trabajar, aunque el interés fuera bajo a cambio de la ausencia de cualquier riesgo. Con un panorama bancario marcado todavía por unos tipos de interés bajo tierra, las entidades financieras ofrecen a sus clientes diferentes alternativas, algunas en forma de productos de inversión y otras en productos de ahorro.
Ante ello, el cliente debe ser plenamente consciente de que existe la posibilidad de obtener cierto rendimiento del capital que decida invertir, aunque no está exento de riesgo y se pueden producir pérdidas. Y en un mundo marcado por las incertidumbres, esto es algo que hay que tener muy en cuenta. En este sentido, el principal consejo a la hora de invertir es el mismo que serviría para muchos otros aspectos de la vida: actuar con sentido común. Aquí van otras cinco recomendaciones básicas para una inversión fiable:
El tiempo puede ser tu aliado, si sabes sus reglas
A la hora de invertir no se puede acelerar ni pausar el tiempo, así que uno debe ceñirse a sus reglas y alianzas. El horizonte temporal de cualquier inversión implica hacerse una pregunta: cuánto tiempo puedo prescindir de una parte de mis ahorros para que vayan generando rentabilidad. Y a partir de aquí, cruzar este dato con otro ya mencionado anteriormente, como son los objetivos buscados. El resultado de esta ecuación servirá para descubrir si te interesa una inversión a corto, medio o largo plazo.
Eso sí, de nuevo, el binomio riesgo-rentabilidad va siempre de la mano. En una inversión a corto plazo se debe incrementar el riesgo para obtener una mayor rentabilidad (por ejemplo, invirtiendo en una start-up con potencial de crecimiento), pero se corre el riesgo de perder el capital invertido sin margen de maniobra. Por lo tanto, el sentido común dicta aquí que este tipo de acciones se deben llevar a cabo con cantidades limitadas y que no impliquen el total de los ahorros. También se puede aspirar a un menor rendimiento a cambio de una mayor seguridad.