Booming Belgium: la inspiradora visión de la ganadora

Booming Belgium: la inspiradora visión de la ganadora

Stéphanie Dellicour (Pinky Chips) es la ganadora del concurso Booming Belgium, que premia el florecer del éxito de las empresas. Nos cuenta su trayectoria, sus dudas y sus éxitos.

La campaña Booming Belgium de SPF Economie da voz a los emprendedores que se han atrevido a hacer realidad sus sueños. Ya sean mujeres, estudiantes, personas de distintos orígenes o con alguna discapacidad, todos tienen ahora la oportunidad de labrarse su propio camino hacia el éxito.

Para Stéphanie Dellicour, crear su propia empresa fue algo natural cuando tenía poco más de veinte años. «Después de estudiar marketing, trabajé para grandes empresas. Rápidamente me di cuenta de que ese no era mi sitio y de que no sería feliz. Necesitaba encontrar un sentido, objetivos y resultados. Así que, a los 23 años, mi marido y yo decidimos crear una empresa de comunicación. No fue hasta unos diez años después cuando surgió la idea de Pinky Chips, que consiste en vender y comprar ropa infantil de segunda mano».

Inversión inicial: dos mil euros

Pinky Chips supuso un gran reto para sus fundadores: empezaron con apenas dos mil euros en el bolsillo. «El concepto nació de una experiencia personal. Como padres, es muy difícil, cada temporada, confeccionar un nuevo vestuario para tu hijo y deshacerte de todo lo que no necesitas. Todo lo que había en el mercado era aburrido y exigía mucho tiempo. Así que decidimos ponérselo lo más fácil posible a los padres clasificando la ropa en casa. Además, aceptamos todas las marcas y todas las temporadas, y trabajamos por domiciliación bancaria, lo que significa que pagamos la mercancía en cuanto la recibimos. Así, los padres pueden vaciar rápidamente sus armarios. Y si la ropa no se recupera, se ofrece a una organización benéfica. Con toda certeza, la popularidad del mercado de segunda mano y el aspecto práctico del negocio fueron factores que favorecieron a Pinky Chips…

Del sueño a la realidad

Crear tu propia empresa y convertirla en un éxito es un sueño hecho realidad… Pero pocos se atreven a dar el paso… «Para mí, ¡hay que intentarlo!», dice Stéphanie Dellicour. Emprender requiere mucho trabajo diario, pero merece la pena porque pasamos más tiempo en el trabajo que en nuestra vida privada.

Para la gerente de Pinky Chips, hay que calcular el riesgo. «Yo no recomendaría ir a por todas, sino ir paso a paso. Como he dicho antes, es posible empezar con muy poco dinero. Además, hay muchas herramientas disponibles para minimizar los riesgos. Por ejemplo, JobYourself, que permite beneficiarse de un estatus intermedio entre empleado y empresario y mantener algunos ingresos.

La capacidad de cuestionarse también es esencial para llevar el proyecto a buen puerto. «¿Estamos en el negocio adecuado? ¿Es el producto adecuado? ¿El precio adecuado? ¿El concepto adecuado? No hay que rendirse nunca y ver constantemente si podemos diferenciarnos de la competencia. La capacidad de innovar también es esencial para seguir siendo competitivo».

Crear oportunidades y automatizar el proceso

Para garantizar su expansión, Pinky Chips ha respondido a convocatorias de proyectos. «Hemos conseguido una subvención de la Región de Valonia, que financia el 70% del desarrollo de nuestra plataforma. Esta herramienta es una innovación total para una empresa como la nuestra. Nos permite aumentar el número de prendas procesadas, enviar embajadores a casa de la gente, crear nuevos artículos en la tienda electrónica, ahorrar mucho tiempo y evitar el error humano en cada etapa».

Pinky Chips también supo buscarse las habichuelas navegando sobre un concepto de moda. «Estaba claro que los artículos de segunda mano eran atractivos. Pero decidimos llevar el concepto un paso más allá, abordando de lleno la logística. Al final, conseguimos cambiar la imagen de la ropa de segunda mano, que suele considerarse sucia y anticuada. Con nosotros, cada prenda pasa por nuestras manos prácticamente nueva. Las fotos son impolutas, lo que devuelve el placer de ir de compras».

Riesgos y dificultades

Al principio de su carrera empresarial, Stéphanie Dellicour tuvo que enfrentarse a las dificultades de ser una «principiante»: «Cuando no se sabe nada del mundo empresarial, se pasa por ensayo y error. También es difícil, al principio, entender las obligaciones, las subvenciones regionales y federales, las tasas… Todo es un poco confuso. Pero hoy en día hay muchas más herramientas que antes para ayudarte a emprender…».

Pinky Chips también ha tenido que tomar algunas decisiones difíciles para trazar su rumbo. «La más significativa fue pasar de hacer una transferencia bancaria a los padres que nos vendían su ropa, a un fondo que les permitiera comprar otros artículos de Pinky Chips. Fue una decisión dura pero necesaria. Asumimos el riesgo y, afortunadamente, los padres nos siguieron…».

La importancia de una buena red de contactos

«Para tener éxito como empresario, hay que rodearse de la gente adecuada», dice Stéphanie Dellicour. Es algo de lo que no hablamos a menudo, pero es increíblemente importante». «Personalmente, el hecho de poder hablar con un gran número de personas me ayudó mucho». Para alimentar este terreno fértil, la responsable de Pinky Chips es miembro de varias redes empresariales, cada una con su propia razón de ser. Por ejemplo, Réseau Entreprendre Bruxelles, Réseau Hors Norme (una asociación de mujeres), o Sench, la red de empresarios eco-responsables… «Lleva tiempo, es cierto, pero es esencial».

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