Bélgica prevé una nueva afluencia de exiliados fiscales franceses
Desde la segunda vuelta de las elecciones legislativas en Francia, el 7 de julio, que dieron una mayoría relativa a la alianza de izquierdas, los banqueros del reino vecino reciben cada vez más consultas de posibles candidatos a la deslocalización fiscal.
Los belgas se preguntan si deben esperar una nueva afluencia de «exiliados fiscales» en Bruselas, dada la inesperada victoria de la alianza de izquierdas Nouveau Front Populaire (NFP) en la segunda vuelta de las elecciones legislativas francesas del 7 de julio. «No estoy en libertad de decir nada, salvo que durante la semana pasada me han consultado mucho franceses adinerados que se plantean de nuevo la expatriación», declaró el viernes 12 de julio el director de un banco bruselense, filial de un grupo francés. Al igual que dos de sus colegas, un banquero privado y el director de una gran agencia inmobiliaria, se negó «naturalmente» a dar nombres y prefirió permanecer en el anonimato.
El miércoles 10 de julio, el diario económico L’Echo titulaba: «Las elecciones francesas favorecen el exilio fiscal en Bélgica». A lo largo de los años, los que cruzaron la frontera para proteger su patrimonio se fueron asimilando poco a poco o regresaron.
Los que se quedaron siguen viviendo en los barrios de lujo de Bruselas: Uccle, Ixelles y Woluwe-Saint-Pierre, donde hicieron subir los precios de los inmuebles y atrajeron a numerosas empresas locales. Otros decidieron volver al país que abandonaron en 1995-1997, cuando Alain Juppé, entonces Primer Ministro, intentó modificar el impuesto sobre el patrimonio (ISF), o en 2012, cuando François Hollande, entonces candidato socialista a las elecciones presidenciales, anunció un plan para aplicar un tipo impositivo del 75% a quienes ganaran más de un millón de euros.
«Algunos de nuestros clientes volvieron a Francia cuando la ley de presupuestos de 2018 suprimió el ISF. Hoy, están preocupados por su posible restablecimiento, al igual que por los planes políticos en relación con la fiscalidad inmobiliaria y la revisión del PFU (prélèvement forfaitaire unique, deducción única a tanto alzado)», comenta uno de los banqueros. Este impuesto único a tanto alzado introducido en 2018 consiste en un tipo impositivo máximo del 30% (12,8% + 17,2% de cargas sociales) sobre las rentas y plusvalías del capital. Se aplica a acciones, obligaciones, títulos de deuda, etc. «Desde el domingo 7 de julio [de 2024], me han dicho que los clientes antiguos y nuevos se han puesto en contacto con sus interlocutores en Bruselas, pero también en Ginebra», comenta otro banquero bruselense.