“El líder de hoy es un ‘gefe’, gestor de la felicidad”
Los jefes autoritarios están de capa caída, anuncia Nathalie Detry (Manresa, 1965), economista, conferenciante, consultora y entrenadora de emociones que debuta como escritora en un paso más de su propia transformación personal con Alas de mariposa (Plataforma Actual), un libro en el que plantea cómo liberar el potencial que todos tenemos dentro para sacar partido de lo mejor de nosotros mismos gracias al cultivo de la inteligencia emocional. Hija de padres belgas, Detry, vicepresidenta y socia de Barna Consulting y experta en el área comercial y en recursos humanos, “española de corazón”, defiende un nuevo concepto de líder como gefe, generador de felicidad en los equipos de trabajo. Entregada a predicar con pasión las bondades de una vida de hábitos saludables, Nathalie Detry aconseja cuidar la autoestima como si fuese oro, practicar la introspección para conocerse a uno mismo y ser en todo momento natural, riguroso y flexible. “Las críticas constructivas deben hacerse en privado, y los elogios a los trabajadores, en público”, recomienda a la vez que invita a los lectores de este libro primerizo a desplegar sus alas para viajar por siete islas imaginarias donde encontrarán los mensajes que llevan a la metamorfosis personal y a curar el alma.
Dígame, por favor, cómo debo transformarme para ser más feliz.
La transformación es un proceso que se desarrolla durante toda la vida y que nos tiene que conducir a convertirnos en personas robustas y flexibles. Para ser feliz, lo importante es que ese cambio tenga un sentido. Cuando tenemos el control de esa transformación nos sentimos mejor y aprendemos así a vivir la felicidad.
¿Se refiere a la necesidad de cultivar la inteligencia emocional?
Exacto, y todo parte del autoconocimiento que nos permite trabajar la automotivación y las habilidades que cultivamos para gestionar nuestras relaciones con los demás.
¿Cuál es el mensaje clave de la primera parte de su libro, que lleva al lector a siete islas en las que aparecerán unos mensajes que le invitan a crecer y a transformarse personalmente?
Lo que propongo es el viaje imaginario de una mariposa desde que es un gusano. Como las mariposas, nosotros tenemos que desplegar nuestras alas para transformarnos y vivir una vida con sentido.
¿Cómo avanzamos en esa transformación?
Con siete muletas que son esas siete islas imaginarias. Con la energía nos activamos para sacudir todas las creencias limitadoras. Con la serenidad que se logra a base de sabiduría, que aporta calma y tranquilidad y que solo se alcanza si llevamos unos hábitos de vida saludables. Con la ilusión de marcarnos retos. Con el talento que parte de la actitud y el esfuerzo. Con la naturalidad de ser uno mismo, con la organización que nos ayude a cumplir con los planes que nos fijamos para salir de nuestras áreas de confort y con el deseo de querer hacer cosas nuevas.
Entre las píldoras de la segunda parte de su libro hay una para mejorar nuestro cerebro. ¿En qué consiste?
Lo fundamental es tener ganas de aprender para poner a trabajar al cerebro, que tiene mucha plasticidad. Para transformar el cerebro hay que hidratarlo bebiendo mucha agua, alimentarlo con productos como los frutos secos, el plátano, la piña, el pescado azul o el brócoli, hacer deporte suave y regular para generar endorfinas, dormir bien para potenciar las ondas gamma de la creatividad y practicar ejercicios de relajación y meditación.
¿Tengo un poder interior del que no soy consciente?
Efectivamente. Lo malo es que dedicamos poco tiempo a la introspección. Estamos más pendientes de dar consejos a los demás que de escucharnos a nosotros mismos. Esa inteligencia emocional que tenemos sirve incluso para ralentizar o atrasar enfermedades neurodegenerativas.
¿Qué debo hacer para convertir mis defectos en virtudes?
De nuevo es importante conocerse a uno mismo. Podemos coger una hoja de papel y escribir en ella nuestras fortalezas y en otra parte las debilidades que tenemos que transformar en áreas de mejora. Si detectamos nuestras debilidades ya habremos dado un gran paso para trabajar en ellas de forma constructiva y convertirlas en fortalezas.
¿Es más importante para mi vida la inteligencia emocional que mi coeficiente intelectual, tal como asegura Daniel Goleman?
Desde luego que sí. El 20% de nuestro éxito está determinado por nuestros conocimientos y habilidades y el 80% se debe a la actitud y competencia emocional que prestemos.
Como experta en el área comercial, dígame por favor cuál es la principal virtud que debe tener un buen vendedor.
Aquí se aplica a rajatabla ese 20-80. Un vendedor debe de conocer el mercado, al cliente y el producto que ofrece, pero multiplicará sus posibilidades de éxito si sabe adaptarse a los cambios, escuchar las necesidades de sus clientes, observar y transmitir confianza y empatía.
¿Somos los españoles buenos comerciales?
Deberíamos serlo porque en nuestro carácter va un componente emocional muy fuerte que si lo gestionamos bien nos podemos vender bien.
¿Sigue vigente la vieja recomendación de dar la razón al cliente aunque no la tenga?
En esta situación entra en juego el concepto de asertividad para decir con rotundidad a un cliente que no tiene razón pero sin que se sienta agredido. Lo que está claro es que en el siglo XXI la venta basada en el engaño no tiene futuro.
Otra de sus especialidades son los recursos humanos. He leído que un clima social adecuado en el trabajo es tan fundamental que una de las causas de los accidentes aéreos es la ausencia de un buen ambiente dentro del equipo de la cabina, ¿es así?
Los empleados no solo necesitan satisfacciones económicas, sino también emocionales y si queremos tener éxito, fidelizar a nuestros clientes, tendremos que ser capaces primero de lograr un buen ambiente de trabajo.
Peter Drucker dice que la unidad de trabajo no debe ser el individuo, sino el equipo.
La suma de las singularidades es siempre menor que el resultado de un trabajo hecho en equipo.
¿Hasta qué punto está cambiando la idea de que el buen jefe tiene que ser autoritario?
Hoy en día, más que un jefe se necesita a un líder. El jefe impone, mientras que el líder inspira y la autoridad la recibe del equipo al que tiene que dar ejemplo. Aparece entonces el concepto de gefe, que no es otra cosa que el gestor de felicidad.
Pero las empresas suelen premiar al jefe duro que ordena y manda lo que le exigen sus dueños, ¿verdad?
Esta idea está cambiando. En el siglo XXI la supervivencia de una empresa no puede basarse en el ordeno y mando. El directivo de hoy en día tiene que estar preparado para adaptarse a todo tipo de situaciones y a la madurez de su equipo.
Si en una reunión de trabajo no estoy de acuerdo con lo que está ordenando mi jefe para tratar de resolver un problema, ¿debo exponer mi punto de vista o mejor me callo si temo que mi discrepancia puede molestarle?
Las cosas hay que hablarlas, pero creo que las críticas constructivas, siempre en privado, y los elogios de los líderes a sus trabajadores, en público.
¿Qué tengo que hacer para que mi trabajo me resulte gratificante?
Trabajar la automotivación. Si no estás cómodo en tu trabajo lo mejor es buscarse otro, pero si esto no es posible, lo más inteligente es aceptar que ese trabajo es el que te permite hacer otras cosas que sí que te motivan, gracias, por ejemplo, a que vives de él.
¿Qué resulta más difícil gestionar: las emociones positivas o las negativas?
Las negativas, porque son las que nos bloquean y no nos permiten avanzar. No podemos quedarnos anclados en el pasado ni estar siempre pendientes del futuro.
¿Cuál es la fórmula para controlar mis emociones?
Lo fundamental pasa por cuidarse a uno mismo. La fórmula consiste en trabajar el autoconocimiento, la autoestima y la empatía. Hay que cuidar la autoestima como si fuese oro y no olvidarse de la empatía para no perder el control cuando nos relacionamos con los demás.
¿Cómo se puede potenciar la autoestima?
La autoestima es la diferencia entre el autoideal y la autoimagen. Es importante que lo que vemos de nosotros mismos nos satisfaga pero marcándonos una imagen realista. Quedarse en el valle de las excusas es siempre un mal negocio si quieres potenciar tu autoestima.
Usted afirma que el corazón tiene un destacado papel en cómo nos van las cosas en la vida. ¿Cómo se relacionan el cerebro y el corazón, según usted?
Todo parte del cerebro. Descartes separó la razón de la emoción, pero ya Aristóteles decía que razón y emoción van unidas. En función de lo que pienso, siento. Por eso es importantísimo pensar en positivo para sentirse mejor. A la gente negativa le suelen salir siempre las cosas peor y la buena noticia es que uno puede dejar de ser negativo y pasar a ser una persona positiva.
¿Cómo?
Es un trabajo que necesita hábito, método y esfuerzo. Si durante 21 días nos proponemos cambiar nuestra forma de mirar la vida con una actitud más positiva entraremos por la buena senda y tendremos una existencia más feliz.
Fuente: La Opinión de Tenerife