Cambiar de trabajo: tiempo de reflexión
La movilidad laboral es una característica clave del mercado de trabajo actual. Dada la escasez de mano de obra en algunos sectores, los trabajadores a menudo tienen mucho donde elegir. Pero cambiar de trabajo sigue siendo una decisión que hay que meditar cuidadosamente.
Como señala Christine Thioux, Directora General de A-Th, hoy se cambia de trabajo con mucha más frecuencia que en el pasado: “Hace unas décadas, la generación del baby-boom, la de mis padres, seguía apegada a una cierta meritocracia y tendía a ser muy leal a su empleador. Con la reestructuración y el declive económico, mi generación empezó a cuestionarse si este modelo era realmente el mejor. Hoy en día, las generaciones más jóvenes van aún más lejos: eligen al empleador que les dará lo que quieren… Y si no se satisfacen sus necesidades, ¡cambian de empresa más rápidamente!”
Más que el salario
Las motivaciones para cambiar de trabajo no se reducen a meras ambiciones económicas. Aunque el salario siga siendo un factor clave, hay otras consideraciones a tener en cuenta: conciliación de la vida laboral y familiar, oportunidades de desarrollo profesional, etc.
“Además, el trabajo tiene que tener sentido y la empresa debe tener valores reales. Algunos jefes me dicen que los jóvenes no quieren trabajar para ellos porque sus objetivos, en términos de sostenibilidad por ejemplo, todavía no son lo suficientemente ambiciosos”, dice nuestra entrevistada.
Sopesar los pros y los contras
Pero cambiar de trabajo no deja de ser arriesgado. Así que no hay que precipitarse: “Hay que empezar por hacer una lista de los pros y los contras en cuanto a los aspectos técnicos del trabajo, la logística -viajes, etc.-, el salario y los aspectos psicológicos -ambiente de trabajo, relaciones con los compañeros-. -Luego se trata de sopesar todos los pros y los contras y utilizar esa lista para identificar los aspectos que son realmente importantes para ti”.
Este enfoque ayuda a reducir el factor emocional. Para evitar tomar una decisión precipitadamente, también es buena idea buscar apoyo, por ejemplo, de un asesor profesional. “Sin un espejo, a menudo es difícil tomar la decisión correcta, sobre todo si se va a cambiar de profesión. Una persona neutral suele ser mucho más objetiva”.
Actuar como si…
Aunque la familia y los amigos son actores importantes en el proceso de cambio, Christine Thioux señala que no siempre son los mejores consejeros: “A menudo, incluso inconscientemente, actúan como un freno cuando se quiere cambiar de trabajo. La pareja suele sentirse más insegura ante el cambio que la propia persona”.
En términos más generales, también recomienda actuar constantemente como si se estuviera a punto de cambiar de trabajo, aunque no se piense en ello inmediatamente: “En primer lugar, hay que actualizar el CV cada año, para poder evaluar la evolución de la carrera profesional y su valor en el mercado de trabajo. En segundo lugar, también hay que asegurarse de mantener la formación continua”. Aunque los empresarios están legalmente obligados a proporcionar un nivel mínimo de formación, es sobre todo responsabilidad de cada trabajador mantenerse formado e informado. En el contexto actual, cada uno debe preguntarse, por ejemplo, si la inteligencia artificial tendrá un impacto en su actividad.
Fuente: Références, Le Soir